A medida que pasa el tiempo los seres humanos acumulamos
en la mente una serie de acontecimientos. Los más recientes
se transforman en recuerdos, y luego estos envejecen y se
transforman en añoranzas. Recuerdos y añoranzas reunidas,
y una capacidad de asombro frente a cada detalle de la existencia,
hacen "Mi vida en un poema".
Las obras literarias de extraordinario mérito han sido escritas
por hombres capaces de sentir profundamente y de expresar
estéticamente lo sentido. Humanamente, nos liga un parentesco
sentimental que nos hace hermanos. Somos semejantes,
porque pasamos por las mismas alegrías y tristezas, por
idénticas ilusiones y desengaños. La suprema ley de vivir a
todos nos iguala, y en mayor o menor grado, sentimos euforia
y abatimiento, tristezas y regocijos, esperanzas y no pocas
desilusiones.
La capacidad de explicar esos momentos íntimos de la vida
del hombre la tienen los poetas y los filósofos. Ellos vierten
conceptualmente e interpretan tales estados y movimientos
profundos del espíritu, y con un lenguaje concreto traducen
la realidad compleja y sutil del alma humana
No es sólo la alegría lo que pueden comunicarnos los poetas
con sus versos, sino también la tristeza, la desesperación, la
angustia, el dolor, la duda, el odio, el amor, la compasión,
el deseo, la admiración, la fe, la veneración, la esperanza, y
todos los sentimientos y emociones que, en general, tienen
cabida en el alma del hombre.